martes, 23 de octubre de 2012

“Esta alegría nos ha llenado el corazón”

Para celebrar el cumpleaños número 35 de Abuelas hubo números musicales y saludos en el escenario del ND/Ateneo. Estuvieron representantes de otros organismos y muchos nietos recuperados que pasaron a agradecer junto a sus hijos.



 Por Ailín Bullentini
“Es necesario festejar”, sentenció Estela de Carlotto y clausuró, así, la fiesta que los nietos recuperados, los hombres y mujeres que buscan a sus hermanos y hermanas nacidos en cautiverio y aquellos que ya los encontraron organizaron para celebrar el cumpleaños número 35 de Abuelas de Plaza de Mayo. Lo hizo desde arriba del escenario del teatro ND/Ateneo, en compañía y en nombre de todas las integrantes de la institución que preside, de varios “sueños cumplidos” –nietos restituidos– y de “bisnietos postizos”, como las Abuelas llaman a los hijos e hijas de aquéllos. “Estamos tan llenas de emoción, nos han llenado el corazón de toda esta alegría... Gracias”, concluyó. Es necesario festejar.
La organización calificó de “formal” la celebración que se llevó a cabo ayer a durante las últimas horas de la tarde. Pero el adjetivo sirvió sólo para distinguirla de los varios otros halagos, saludos y distinciones que las Abuelas vienen recibiendo desde hace varios días. El fin de semana fueron mimadas en un asado con nietos restituidos que les llenó la panza y también el alma. Ayer mismo, también, fueron a visitar a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner (ver aparte). Pero de “formal”, el acto que culminó anoche a puro llanto y aplauso no tuvo nada.
El grupo de percusión La Tamborrilé musicalizó los últimos minutos de convocatoria y la llegada, de a puchitos y lentamente, de las Abuelas a las primeras filas del espacio. “Juan, tocá una que sepamos todos”, recibió Manuel Gonçalvez Granada, uno de los nietos restituidos que se encargó de la conducción del evento, a la banda y especial a Juan Pablo, uno de sus integrantes, otra identidad recuperada por la lucha de Abuelas. El tambor marcó el ritmo; los aplausos se sumaron de inmediato; la canción era más que conocida por todos: “Como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar, olé olé, olé olá”.
Si bien el festejo estuvo dedicado a “las abuelas que ya no están”, la dupla Gonçalvez-Leonardo Fossati –otro nieto– y las ideas de los jóvenes organizadores que ellos llevaron al escenario lograron guardar en un cajón la solemnidad que generalmente baña a eventos como el de ayer para “reflejar este día el funcionamiento que Abuelas tiene a diario, una organización en la que el humor, las risas y la construcción colectiva están siempre presentes”, apuntó Fossati. En esa clave, Conrado Geiger, quien durante 15 años colaboró en la entidad para organizar festivales de música, locutó el programa de radio de la entidad, Radio por la Identidad, y dirigió varios actos como el de ayer, así como también los videos sobre la historia de la entidad y las reflexiones de las propias homenajeadas también aportaron lo suyo.
Entre las risas que provocaron esas sorpresas y el show musical de Soledad Villamil, quien regaló reversiones de Alfredo Zitarrosa y Violeta Parra, representantes del resto de los organismos de derechos humanos ayer presentes les dedicaron abrazos en forma de palabras. Algunos, incluso, les ofrecieron regalos de recuerdo. “Qué lindas que están”, las saludó Lita Boitano, de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por razones políticas, y les deseó que “Dios nos dé salud y vida para encontrar más chicos, porque ésa es la sabia que nos mantiene vivas”. “Gracias por devolvernos a nuestros hermanos”, agradeció a las cumpleañeras Lorena Battistiol en nombre de los hermanos y hermanas de bebés nacidos en cautiverio.
En representación de HIJOS, Juan Santiago García recordó que fue su abuela quien lo encontró “en la Casa Cuna de La Plata” adonde llegó tras haber permanecido secuestrado con sus padres por más de un mes. “Mi vida depende de estas maravillosas mujeres. Son un orgullo adentro y fuera del país, son un ejemplo mundial nuestras viejas”, las saludó.
Las infaltables cabezas blancas de Madres de Plaza de Mayo saludaron a las Abuelas “desde el camino compartido. Todas somos madres y fuimos todas juntas en un principio. Ellas tienen el doble esfuerzo de también buscar a sus nietitos y por eso son ejemplo de resistencia, fortaleza y dignidad”. Algunos –muchos de los 107 que a lo largo de estos 35 años fueron encontrados por la “persistencia del amor”, como mencionó Carlotto– fueron los últimos en subir al escenario junto a varios de sus hijos. “Nos enorgullece lo que hicieron, hacen y seguirán haciendo”, atinó a mencionar, nervioso, Pablo Gaona Miranda, el último nieto encontrado. Entre ellos, entre “tanta juventud maravillosa”, las luchadoras homenajeadas dieron el último festejo con un deseo: “Que esta democracia que ayudamos a construir sea la permanente, la eterna”.