El 30 de mayo de 1998 nacía un niño que daría origen al Día Nacional de la Donación de Órganos y Tejidos. Ese bebé era hijo de la primera paciente que dio a luz después de recibir un trasplante hepático en un hospital público de Argentina.
A 14 años de aquel hito, las estadísticas demuestran que el estado de la donación de órganos en el país es esperanzador para los 7.020 pacientes que aguardan por un trasplante que les salve o, por lo menos, les mejore la vida.
"La sociedad argentina está a favor de la donación y el trasplante. Se duplicaron los donantes en la última década y cuando se hace una campaña el 80 por ciento de las expresiones está a favor”, afirmó el director médico del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai), Ricardo Ibar. “Esto lo demuestran múltiples encuestas y también el registro del Sintra, en el que la gente expresa su voluntad de donar cuando hace el DNI, saca la licencia de conducir, por ejemplo”, explicó.
Según el especialista, el aumento en la donación se debe, entre otras cosas, a la creación de la figura del Coordinador Hospitalario. “Son médicos o enfermeros que trabajan en hospitales de todo el país y están capacitados para llevar a cabo el proceso de donación en todos sus aspectos: detección, certificación de la muerte, el mantenimiento del donante, el cuidado de los órganos para ser trasplantados, la comunicación con la familia, los aspectos logísticos del proceso", detalló el médico y se animó a decir que se trata “casi de una nueva especialidad médica que se ocupa de la generación de donantes”.
Otro de los puntos que propició la suba de los índices de donación fue la Ley 26066, sancionada en 2005, que instauró el consentimiento presunto por el cual toda persona mayor de edad que no haya expresado su voluntad contraria es donante de órganos.
"Hay más posibilidades de necesitar un órgano que de ser donante. Ese es otro de los fundamentos por los cuales me parece que es necesario que la población debe tener una actitud positiva sobre la donación", consideró Ibar.
Lista de espera y de emergencia: ¿cómo es la asignación de órganos?
Al contrario de lo que se cree comúnmente, los enfermos que aguardan por un órgano no poseen puestos fijos en la llamada “lista de espera”, sino que el Incucai emite un listado para cada donante.¿Cómo funciona esto? Depende del órgano. Influyen factores como la histocompatibilidad entre el donante y el receptor. “En este sentido se arma un score que determina la prioridad en la lista de espera del paciente que más parecido es al que ha fallecido”, informó Ibar y detalló que también se cruzan otras variables como grupo sanguíneo, la edad –los niños tienen prioridad-, la antigüedad de la espera y de la diálisis. Finalmente el sistema informático emite un listado con el orden de asignación de los órganos, "sin posibilidad de intervención de nadie", aclaró el médico.
Para terminar de desterrar los temores sobre este gran gesto solidario, Ricardo Ibar destacó algo. "Hay que dejar en claro que siempre el proceso de donación se comienza a llevar adelante una vez que se certificó la muerte del paciente. Nunca se lleva a cabo con un paciente en coma, o que esté por morir o casi muerto ni aunque le falte un minuto".
Vía infonews.com