Tal como lo había anunciado la presidenta
Cristina Kirchner al destacar la política de desendeudamiento de los últimos
nueve años, el pago de ese instrumento que cierra el capítulo del
"corralito financiero" aplicado en 2001 y la posterior pesificación
asimétrica, se realizó a las 10 de esta mañana con el depósito de 2.300
millones de dólares a los tenedores nacionales y extranjeros. El gobierno
nacional destacó que el pago, que demandó al Estado una erogación total de
19.600 millones de dólares, entre capitales e intereses, "se pudo cumplir
sin aplicar políticas de ajuste" como las que rigieron durante la década
de 1990 y la gestión de la
Alianza.
“No seamos más giles, (los gurúes) mienten y engañan para hacer ganancias extraordinarias”, aseguró ayer la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ante lo más selecto del establishment financiero reunido ayer en la Bolsa de Comercio. La institución celebró su 158º aniversario, pero el festejo quedó en segundo plano tras la expectativa que generaba la formalización del último pago del Boden 2012, ese título que se entregó a los ahorristas a cambio de la confiscación de sus depósitos en dólares en 2001. “Es un emblema por la crisis social y cultural que provocó, además de generar mucha violencia en la sociedad”, señaló la Presidenta, quien acudió con todo el gabinete. Hoy se transferirán 2197 millones de dólares correspondientes al último servicio de esa deuda. Según detalló la mandataria, sólo el 22 por ciento de los Boden está en poder de ahorristas locales, debido a que los grandes inversores convencieron a una gran parte de deshacerse de esos papeles. Hoy, estos gurúes son los mayores tenedores. “Esto es cerrar la puerta a un lastre de las políticas implementadas en el pasado”, señaló el anfitrión, Adelmo Gabbi. “Es dinero que tenían que haber devuelto a los ahorristas otros gobiernos”, agregó la jefa de Estado.
El comienzo del encuentro estaba previsto para las 18.30. Sin embargo, a esa hora todavía quedaban varios centenares de personas con invitación en mano sin poder ingresar. Sólo entre invitados había más de un millar de personas. Una cuadra antes se había dispuesto un vallado para ordenar el ingreso, similar al que se utilizó en varias oportunidades en las puertas de los bancos para detener el enojo de los ahorristas atrapados por el corralito y corralón. A medida que funcionarios y empresarios de primera línea arribaban al recinto de la Bolsa –hoy sólo utilizado para visitas guiadas–, se dirigían al primer piso, para un agasajo previo. Los preparativos para el acto comenzaron hace tres semanas, con trabajados de pintura en color marfil oscuro en las naves principales y la sustitución de toda las luminarias de los sectores superiores, cambiando de luz blanca a más cálida, para que resalten mejor las columnas de mármol del lugar.
A las 19.30 comenzaron a bajar los invitados para ocupar sus lugares. En el recinto se montó un estrado que estaría reservado para la jefa de Estado, Gabbi y el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri. Gabbi se ubicó en medio de ambos. La única ausencia notoria fue la del vicepresidente Amado Boudou, enfrentado al presidente de la BCBA, aunque envió una carta con las salutaciones del caso (ver aparte).
La apertura estuvo a cargo del anfitrión, quien inició su discurso con el primer guiño a CFK. “Socios y socias, bienvenidos”, dijo Gabbi. El directivo destacó los 158 años de historia de la institución y el hecho de que todavía conserve la característica de ser una sociedad civil sin fines de lucro. “Nuestro lugar está junto a los argentinos, acompañando en los momentos difíciles del país. Pero el debate es hacia un futuro más justo y equitativo, y en ese sentido la Bolsa tiene mucho para dar”, sostuvo. Además, destacó la política de desendeudamiento de la Argentina, pero –fiel a su perfil de hombre de negocios– aclaró que está a favor de una emisión controlada que evite al país entrar en recesión. Hizo referencia también a la crisis global: se da la paradoja de tasas de interés bajas y mucho gasto público, sin crecimiento. Gabbi pretendió utilizar esto para justificar su pedido de menor intervención. “Ni el caso de libertinaje ni la asfixia de los controles. Sólo el libre y transparente juego de la oferta y la demanda. Esto es un tema de expectativas”, expresó. Su diagnóstico fue un poco confuso y sólo permitió darle pie a la exposición de Cristina.
“Esto no es una crisis de confianza, lo que hay es una formidable crisis especulativa, la que conocimos muy bien en la Argentina, mediante el estrangulamiento del sector externo público, privado y familiar”, señaló Fernández de Kirchner. La mandataria rebatió el argumento del excesivo gasto público en el hecho de que las inyecciones de los gobiernos de Estados Unidos y Europa se focalizaron en salvar al sector financiero y no a la actividad económica. “Nada estuvo dirigido a la economía real. El fondeo sólo fue para que los bancos recuperen las posiciones (financieras) adoptadas en otros países”, agregó. Este descripción también le permitió hilvanar la situación previa al corralito, medida que apuntó a salvar a los bancos en desmedro de los ahorristas. El discurso era seguido por los presentes a través de los LCDs dispuestos como monitores de mercado. Según explicó, el desendeudamiento sólo fue posible “mediante el crecimiento del país”. “Los muertos no pagan deudas”, agregó, recordando las palabras del ex presidente Néstor Kirchner. También defendió la integración regional que promovió su marido y adelantó que Ecuador pidió recientemente su ingreso al Mercosur.
Luego de hacer un racconto de los distintos procesos de endeudamiento en que incurrió el país, concluyó con el que se adoptó de manera directa contra los ahorristas, el corralito y la emisión del Boden 2012 como “compensación” durante la presidencia de Eduardo Duhalde. Desde su emisión en 2002 a la fecha, el kirchnerismo abonó 19.600 millones de dólares, 17.100 millones en amortización de capital y 2500 millones en intereses. “Mañana (por hoy) se abonan 2197 millones de dólares, unos 10.100 millones de pesos. El 22 por ciento está en el país, el resto lo tienen inversores extranjeros”, anticipó. La Presidenta recordó las críticas vertidas en los últimos años sobre la posibilidad de que el Gobierno cumpla con los servicios de este papel. Esto –según explicó– llevó a que muchos tenedores de Boden los malvendiesen a estos gurúes, que ahora se presentan para su cobro. “En el país el mayor tenedor es un sindicato, ni opositor ni oficialista, y el segundo es una consultora que decía que estos papeles los íbamos a pesificar”, afirmó e invitó a no dejarse engañar por los analistas del establishment.
Por último, realizó un paneo comparando la situación del país durante la convertibilidad y en la actualidad, utilizando una serie de slides, algo poco habitual en sus presentaciones. “El panel MerVal –índice que resume las acciones de empresas líderes– creció 5 por ciento durante la convertibilidad y 254 por ciento durante este gobierno nacional y popular. Está bien decirlo, como somos peronchos. Nunca ganaron tanta plata bancos y empresas como en este gobierno”, expresó. Brindó también datos sobre el peso de la deuda sobre distintos indicadores, cotejándolos entre 2002 y la actualidad. El peso de la deuda sobre el PIB pasó de 166 por ciento al 41,8 por ciento; la deuda en moneda extranjera pasó del 92 por ciento al 8,4, ya con el pago de hoy. “Esto es el resultado de la reestructuración de 2005, la de 2010, el uso de reservas para pagar el Fondo Monetario y el pago riguroso de todos los vencimientos sin acceder al mercado”, manifestó la mandataria y despertó el aplauso de los presentes.
Vía pagina12